Thursday, September 29, 2011

Los 129 minutos que cambiaron al beisbol



Yo no compré el paquete MLB TV para ver los 162 días de acción de la temporada que cuesta 120 dólares. Compré por 55 pesitos mexicanos el último día de la temporada.

Realmente sólo esperaba ver el Braves vs Phillies.

Por 55 pesos compré un cacho de historia, un cacho gordo.

Los Braves llegaron a la 9na entrada con ventaja y su súper cerrador, Craig Kimbrel. Pero tiró el juego pecando de haber ganado, moralmente, el premio al Novato del Año. Llevaron el suspenso a la décimo segunda entrada y el suspenso terminó en terror.

Perdieron contra el mejor equipo de las grandes ligas.

Mientras los Cardinals le pasaban por encima al peor.

Pero la Liga Americana tenía reservados momentos aún más dramáticos.

Yankees ganaban 7-0 a los Rays en la 7ma. Nunca en 50 años perdieron un juego después de 7 entradas con 7 carreras de ventaja.

Mientras, Boston ganaba al estilo Boston, de pena. Pero ganaba. Así, en pretérito.

En la parte baja de la 9na mandaron a su cerrador, Pappelbon, para sacar 3 outs contra el cuarto peor equipo de la liga, y para matar de una vez por todas el drama.

Pero el drama apenas comenzaba.

2 outs en la pizarra, hombre en segunda: Tac, doble, juego empatado a 3. Juego nuevo, pero no por mucho.

Siguiente bateado: Tac, imparable, Orioles 4-3 RedSox. Game over. Season, not quite yet.

2 minutos después cambié la ventana de mi computadora al Rays vs Yankees, me enteré que Tampa había hecho 6 carreras en la octava

Novena baja, 2 strikers, 2 outs, el desconocido Dan Johnson al plato: Tac, cuadrangular y el empate.

Juego nuevo, historia nueva, por mucho tiempo.

Entrada 13. Evan Longoria al plato, tac, cuadrangular. Game Over. Season alive. Boston´s gone.

Hay días en los que sólo esperas ver a tu equipo ganar, pero nunca esperas que durante las siguientes 4 horas y media, 129 minutos definirán o redefinirán lo que piensas de un deporte, como el beisbol.

Casi lloro (lloré obvio) el colapso de los Braves, obvié la paliza de los Cardinals, observé estupefacto la debacle monumental, histórica, legendaria, patética y grotesca de los RedSox, enaltecí el espíritu deportivo de los Orioles, cuestioné el de los Yankees, me emocioné con el HR de Longoria como si hubiera sido de Chipper Jones.

El día que arrancó la temporada, pedí que los guerreros del diamante lucharan para regresarle su corona al Rey de los Deportes.

Hoy, el Rey puede ir a dormir tranquilo y por favor, no hagan mucho ruido, tiene que descansar porque el sábado arrancan los playoffs.



p.d. Lo mejor de todo fue que esas 4 horas y media, no las viví sólo. Lo que hace que un momento histórico para un deporte, lo sea para mi también.

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